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18 abr 2021

Aprendiendo otro idioma: el lenguaje del vino

 Cuando mi alumno y amigo José Pedro Benasco me lo comentó, me pareció una idea maravillosa, aunque difícil de llevar a cabo: una sesión de cata de vinos en la clase de Inglés del nivel B2 del curso a distancia That's English! 




Habíamos terminado una clase de práctica oral muy agradable ese miércoles por la tarde, y el ambiente de camaradería entre todos los compañeros en el aula era estupendo . Conversando y practicando diferentes estructuras gramaticales, se empezaron a conocer más e intercambiaron datos sobre su vida laboral, que desconocían hasta entonces. Fue entonces cuando descubrimos que entre nosotros hay más de un químico, investigador y docente cuya pasión por la labor que desempeñan trasciende las paredes de sus centros. No sólo aman su trabajo, sino que saben transmitir su ilusión y vocación por el mismo. En este contexto fue en el que Benasco ―que es como todos cariñosamente lo llamamos― se ofreció a preparar una sesión de cata de vinos en nuestra aula. 



El resto de compañeros también quiso aportar su granito de arena al taller, y contribuyeron con algunos productos de repostería necesarios para la degustación con los inevitables contrastes de los diferentes vinos. Hay que destacar la especial habilidad de Virginia en la elaboración de su exquisita mermelada. Los vinos degustados fueron un malvasía aromático dulce, de la bodega Carballo, y un Brumas de Ayosa, del Valle de Güímar.




El vocabulario relacionado con el mundo vitivinícola no es muy difícil en inglés, pues en su enorme mayoría encuentra su raíz en palabras de origen latino. Lo realmente complicado es llegar a conocer toda la ingente información que hay al respecto y simplificarla para el ciudadano no experto en el tema. En ese sentido, la labor de Benasco fue muy clarificadora, ya que ―como buen docente― supo adaptar toda la terminología a los presentes en el aula. Yo, por mi cuenta, había hecho una investigación sobre el tema, y había preparado unos apuntes, pero fue al iniciar la sesión, cuando comprendí la dificultad de este mundo tan apasionante de la cultura de vino, y agradecí a José Pedro la sencillez en su explicación. 




En un momento tan delicado como el que estamos viviendo, las medidas de seguridad e higiene son fundamentales, y se siguieron rigurosamente en el aula. 



Agradecemos desde aquí a Benasco su esfuerzo por prepararnos un taller tan interesante y completo, dejando patente lo importante de utilizar el idioma como herramienta de comunicación y como medio para llegar a un fin. 

El lenguaje del vino es muy rico, y todo lo que envuelve su cultivo y producción es interesantísimo desde el punto de vista social y cultural.


Alberto Cortez, maravilloso cantautor y poeta ―que, desafortunadamente, nos dejó hace apenas dos años― lo reflejó en su magnífico poema dedicado a este noble caldo. Sirva de homenaje también para él la letra de algunos de sus versos:


"Sí señor... el vino puede sacar

cosas que el hombre se calla;

que deberían salir

cuando el hombre bebe agua.


Va buscando, pecho adentro,

por los silencios del alma

y les va poniendo voces

y los va haciendo palabras.


A veces saca una pena,

que por ser pena, es amarga;

sobre su palco de fuego,

la pone a bailar descalza.


Baila y bailando se crece,

hasta que el vino se acaba

y entonces, vuelve la pena

a ser silencio del alma..."




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