En la semana del 27 de junio al 1 de julio tuve la fortuna de asistir con un equipo de trabajo maravilloso al último encuentro oficial del proyecto Erasmus Plus KA 204 "Have your say", iniciado antes de la pandemia con socios de siete países europeos diferentes.
En octubre ya había tenido la oportunidad de conocer a las personas pertenecientes a estas organizaciones internacionales en el encuentro que tuvo lugar en Verona, Italia.
Viajar siempre aporta experiencias diversas e ineludiblemente enriquecedoras, pero compartir estas vivencias con un equipo de trabajo tan especial es algo que se hace difícil de olvidar.
La finalidad del proyecto y sus objetivos quedan perfectamente explicados en nuestra página web, y se puede consultar en este enlace:
La parte más humana del viaje, esa que se queda más pegada a las paredes de nuestros corazones, es la que quisiera reflejar en estas líneas.
Cargados de más ilusión que equipaje de cabina, Manuel, director del CEPA San Cristóbal, Sonia, profesora del Ciclo de Grado Medio de Auxiliar de Enfermería, Beverly, alumna del mismo ciclo, Claudia, estudiante del tramo IV de Educación Secundaria para adultos, y un servidor, llegamos el lunes 27 a una ciudad que nos dejaría finalmente sentimientos encontrados.
Estar en el seno de Europa te hace plantearte muchas cuestiones sociales y culturales. Al final, vinimos con la impresión global de que los prejuicios siempre son malos, tanto si son para minimizar conductas, capacidades o formas de ser, como para maximizarlas.
Nos hemos sentido orgullosos de nuestra idiosincrasia y nuestra labor en este proyecto.
Desde este post quiero darle las gracias a mis compañeros de viaje por su maravillosa labor y por hacer de esta aventura un camino de crecimiento personal. A Manolo, por capitanear este navío con determinación y seguridad en el manejo del timón; a Sonia, por su paciencia infinita y su tranquilidad antes los embates de las pequeñas olas que en ocasión movían el barco; a Beverly, por su alegría contagiosa y su entusiasmo arrollador; a Claudia, por su espontaneidad y frescura en los momentos realmente necesarios; y a Sarai, por haber participado en el trabajo previo, tan imprescindible e importante. La echamos de menos allí. Todos ellos han dejado su sello en estas bolsas de vida que, como equipaje que son, vienen cargadas de experiencias y momentos irrepetibles.
¡Muchas gracias, equipo!
