unca pensamos -los profesores-
que tuviésemos que mandar a callar -a los alumnos- en la mesa redonda que
llevamos a cabo con el escritor José Luis Correa, para que no le hicieran más
preguntas y poder seguir con las actividades programadas, ni que al final de la misma nos pidieran el libro que seguía
cronológicamente a la novela que da título a esta entrada, que han estado leyendo durante el primer
trimestre, y que fue la semilla de este bonito
proyecto.
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Grupo de La Cuesta-tramo III con su profesor Enrique, en el barco |
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Grupo de Finca Pacho con sus profesores Eve y Jorge |
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Grupo de La Cuesta-tramo IV |
Todo esto empezó a principios de
septiembre con la idea de seguir dinamizando la lectura entre nuestros alumnos.
Desde el ámbito sociolingüístico se sugirió la idea de motivarlos con la excusa
de ir a la isla de Gran Canaria a
conocer los escenarios en los que se había desarrollado la historia de la
novela escrita por José Luis Correa. Ya habíamos hecho algo similar en el
Centro con una de las novelas de Mariano Gambín, y pensamos que sería una
oportunidad para sumar a otros compañeros y otras áreas en la aventura de leer.
En este contexto surgió este proyecto que hemos llamado “15 días de noviembre”, y
que ilustramos aquí.
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Plena atención |
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En la mesa redonda con José Luis Correa
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En pleno debate |
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Escuchando con mucho interés |
La mañana comenzó algo difícil el
pasado martes 8 de marzo, ya que salimos
con retraso del puerto de Santa Cruz con destino a Agaete. El estado de la mar
nos auguraba una travesía movidita, y en efecto lo fue. A la ida tuvimos sólo
un conato de mareo, pero a la vuelta la amenaza se convirtió en realidad, y más
de cuatro alumnos tuvieron que hacer uso de las bolsas de mareo, a pesar de
haber tomado una pastilla en previsión de lo que podía pasar.
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Por fuera de la Biblioteca Insular |
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En la calle Triana, uno de los escenarios de la novela |
Al llegar a puerto nos recibió
Verónica, una excelente profesional y gran conocedora de la historia de las
islas, que estaría con nosotros durante toda la jornada. De su mano fuimos a la
mesa redonda que habíamos concertado con el escritor en la Biblioteca Insular.
Allí fue donde supimos que había merecido la pena el organizar este viaje. La
coordinadora del proyecto, Evelia Corujo, que con tanto celo y esfuerzo había redactado
el proyecto y concertado todas y cada una de las actividades a realizar en la
isla -de la que es natural- no daba crédito a sus ojos cuando veía que poco a
poco nuestros estudiantes fueron desgranando todo tipo de preguntas hacia el
escritor que, de forma natural y con un gran dinamismo e ilusión iba
respondiendo. Desde estas páginas agradecemos a José Luis su sencillez,
humildad e ilusión por desvelar los entresijos de sus obras, algunas de las
cuales han sido traducidas a varios idiomas.
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El escritor, por fuera de donde situó la oficina de Ricardo Blanco, en la calle Triana |
La siguiente parada fue
justamente en Triana, donde el protagonista de la novela, Ricardo Blanco
(nombre por el cual citaron por error en un artículo de prensa hace unos días
al escritor, evidenciando así la fuerza de su personaje de “novela gris” (como él
la califica) tenía ubicada su oficina de investigación como detective. Tras
pasear por Triana y conocer su historia a cargo de Verónica, dedicamos un
tiempo a visitar y conocer algunos aspectos geológicos de la Playa de Las
Canteras (otro enclave que sale en el libro).
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Las Canteras, con La Puntilla al fondo |
Finalmente, Juan Enrique,
profesor de Sociales, pudo comprobar en
sus alumnos el interés por conocer los restos arqueológicos que se encuentran
en el Museo de Las Cuevas Pintadas de Gáldar, último enclave que visitamos como
parte del proyecto.
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En el Museo de La Cueva Pintada de Gáldar |
Desde aquí queremos, por un lado,
agradecer a Verónica y a su agencia, la buena organización y el excelente trato
recibido, haciéndonos sentir en todo momento “en casa”, y cuidando al detalle
los tiempos y la organización de actividades. Por otro lado, y en especial, a José
Luis Correa, por habernos dedicado toda una mañana, dentro de su agenda llena
de trabajo y compromisos por compartir con nosotros un rato delicioso en torno a
su libro y a la profesión (o afición en su caso) de escritor.
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Por fuera de la Iglesia de Gáldar, con nuestra guía, Verónica |
Ahora sólo nos queda seguir leyendo con la promesa de nuevos proyectos que tendrán lugar en un futuro. En efecto, como dijo alguien, "la lectura lo cura todo".